Un cuento para entretener las vacaciones

Queridos amigos:

Para estas vacaciones les dejo un cuento sobre el Ratón de los Dientes. ¿Ustedes ya lo han recibido en su casa alguna vez?

Un abrazo,
Luz María.


¿Quién entiende al Ratón de los Dientes?
Luz María Del Valle


Anoche me acosté inquieto, jugando con la lengua en el hueco nuevo de mi boca.
Esta vez quería pillar al Ratón de los Dientes, para tener unas serias palabras con él.
Resulta que la última vez que se me cayó un diente, me dejó menos monedas que las otras veces… ¡Y eso que nunca le he dado un diente en malas condiciones!

Me los lavo, muchas, muchas veces. Me como todas las manzanas y me tomo todos los vasos de leche. Mis dientes son un artículo de la mejor calidad. ¡No pueden bajar de precio!

Estuve conversando con mi mamá sobre esto. Las mamás saben mucho de ratones, a pesar de que los detestan. Me dijo que el trabajo del Ratón debe ser muy aburrido y repetitivo, siempre poniendo monedas debajo de las almohadas… tal vez por eso se le confundió el valor de mi diente.

Eso les pasa a algunos, es cierto. A mi mamá los trabajos repetitivos la aburren tanto que a veces se le va la cabeza y se le enredan las cosas, como esa vez que de tanto guardar calcetines, puso los rosados de mi hermana en mi cajón…  ¡Y casi me fui al colegio con ellos!

Por eso anoche yo quería asegurarme de que el ratón no se volviera a equivocar, así que preparé un plan y se lo conté sólo a mi mamá. A ella le pareció genial.

Fabriqué una trampa y la puse debajo de la almohada, para que sonara cuando el Ratón se metiera. Así me despertaría y podría pillarlo para conversar seriamente con él.

Pero nada de esto sucedió. Esta mañana, cuando desperté, mi trampa estaba intacta. El Ratón había sacado el diente por el otro lado. ¡Qué pillo! Y en lugar de poner las monedas debajo de la almohada, me dejó un sobre con una carta.

“Querido amigo:
Fue muy entretenido esquivar tu trampa. Mi trabajo es a veces muy aburrido, pero esta noche lo pasé bien. Fue una verdadera aventura.
¡Muchas gracias!
Saludos,
Ratón de los Dientes.”

Mi mamá tenía razón. Ahora que estaba entretenido, no se equivocó. Dentro del sobre encontré todas las monedas que esperaba.

Ahora sé por qué mi mamá sabe tanto del ratón. En realidad, es que él se parece mucho a ella. ¡Hasta tienen la misma letra!


Por eso he decidido que, a partir de ahora, cada vez que se me caiga un diente, inventaré algo entretenido para el ratón. Estoy seguro de que nunca más se va a equivocar.

Fin.

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